Si yo fuera famosa seguramente sería una loca depresiva. Como Billie Holiday.
Talvez sin todo el alcohol y la heroína. Nunca he sido una persona de adicciones. Al menos no como esas. Mis adicciones son más infantiles.
Comer por gula, escuchar la misma pieza una y otra vez hasta que nadie soporte estar cerca mío, dormir y olvidar todas mis responsabilidades. Cosas así, inútiles.
Sería una loca depresiva porque, aún así, en mi vida, la vida normal y corriente de una chica de 20 años de clase media alta, con amigos y todas las comodidades del mundo, logro sentirme vacía.
Cualquiera que lea mi blog lo sabe o lo ha notado. Qué tan seguido escribo algo alegre y agradecido? Malagradecida, así deberían llamarme. Malagradecida Aleotti.
Por un lado odio cuando la gente dice "piense en la gente pobre de Africa -por qué Africa? Aquí mismo tenemos!- que no tiene comida, ni educación, ni muchas de las comodidades que tiene usted". Sí, está bien, es cierto. Más cierto es que pensar en ellos me deprime más. Y en todo caso, no todo estado de ánimo se debe, o tiene relación con el estado económico. Por qué no puedo estar triste y no ser pobre? -bueno, sí puedo-.
No debería. Esa es otra cosa. Y ya no recuerdo para donde iba mi argumento.
Ah! sí, dije "por un lado". Ok, y por el otro, pues...tienen razón.
La cosa es que no quiero ser otra niña que lo tiene todo y aún no se conforma. El existencialismo es para ricos.
"Once I wanted to be The Greatest". Esa es mi frase.
Y por qué? Por qué no? Por qué "once"? Mejor me va y más me hundo en mi misma. Más me hacen cumplidos, y menos tiempo dura la alegría del sentirme apreciada.
La tristeza más difícil de extirpar es la que no se puede palpar.
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