jueves, 28 de enero de 2010

Entro a la clase y usted está ahí. Perfecto, erguido y parsimonioso, como siempre. Yo lo miro y mientras saludo fugazmente suspiro por dentro. Usted, como todas las semanas, me pregunta cómo estoy, yo respondo con un tímido "bien".
A veces me golpea un arrebato de atrevimiento y le agrego un "gracias, usted?".
Lo ustedeo porque me da pena contestarle de Vos, como hace usted, o de Tu, como haría yo normalmente. Le tengo respeto, a los profes no se les habla de Tu.

Empieza la clase y yo vuelvo a ver a mis compañeras, trato de leer en sus caras si su forma de hablar las derrite tanto como a mí. Supongo que no. Me pregunto por qué, y luego recuerdo que es importante que ponga atención a lo que usted está diciendo. A fin de cuentas siempre lo escucho. Creo que soy la más aplicada de la clase.

Usted se dirige a mí y me habla de lo que hice bien y lo que hice mal. Yo asiento y de cuando en cuando comento, o pregunto algo. Luego usted hace una pausa que indica que su observación terminó, y me mira a los ojos unas fracciones de segundo más de lo estipulado. Yo juro que mis ojos le sonríen.

Se acaba la clase y salimos todos, depidiendonos en desordenado unisón. Le sonrío y me doy la vuelta, suspirando a modo de conclusión. En el pasillo veo a su esposa. Ella me saluda calurosamente, y vuelvo a la realidad.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Ese abrigo de pieles

Un día decidí mutilarme frente al espejo del baño.

Desnuda quedé, descalza, desabrigada. Había empezado a sentirme demasiado cómoda en ese abrigo de pieles. Pieles que recolecté de hombres y sus halagos infladores de ego. A fin de cuentas resultó que esos no duran, los halagos. Los hombres tampoco.

Me miré, plácida y aburrida, bella y vacía. Zas, uno. Zas, zas, dos. Chop, tres. Un poco por aquí y otro poco por allá. Ya está. Desabrigada, desbalanceada, ¿deshecha?

Me odié.


Caminando sobre el filo del cuchillo se conoce realmente a ese odioso personaje al que llaman Ego. Ego es pequeño, pero es tan vanidoso como Narciso, y no se interesa en mirar a nadie más que a sí mismo.

Lo conocí ese día. Lo odio. Él me odia también, pero nos hacemos compañía. Ego pensó podernos mantener calientes sin el abrigo, pero había días en que las temperaturas bajaban mucho, y la lluvia se precipitaba intensamente y durante largas horas.

Al final lo logramos. Qué digo, ¿cuál final? Seguimos manteniéndonos en equilibrio sobre este cuchillo punzante, sobre esta lámina filosa que me ha cortado los pies miles de veces, tantas veces que tengo callos, que cada día se hacen más resistentes y se me hace más fácil avanzar. Más hacia la punta, más hacia el extremo, más hacia otra superficie, donde podré seguir recuperándome de esta mutilación.


Porque, a fin de cuentas, me mutilé para aprender a recuperarme. Y lo hice. Y lo hago.

martes, 20 de octubre de 2009

La ventisca

A Sofía V.

El viento te arrebataba el cabello contra la frente y las mejillas, y traía consigo el perfume matutino del pasto y las flores. El frío era sobrecogedor, y en la altura de la colina no había obstáculos que te resguardaran de las ráfagas. Pero, acostada en la hierba, hecha un huevillo, en esa posición fetal de los que vagamos solos por la vida, volviste la cabeza y descubriste unos brazos protectores que te rodeaban el torso. Nunca divisaste el rostro al cual pertenecían esos brazos fuertes, y tampoco trataste de hacerlo. No importaba. Esos largos segundos, o esas cortas horas de un abrazo anónimo entre el pasto y la ventisca fueron suficientes para acompañarte a despedir el Sueño, y enfrentarte cara a cara con la Vigilia.

domingo, 11 de octubre de 2009

Intro cyber

Pulsión escopica, dice mi profe de semiótica.
(Lo dijo primero Lacan, pero yo no lo oí de él.)

"En psicoanálisis, deseo de mirar y de ser mirado."

Pulsión escopica con punctum y voyeurismo.
Voyeureo por la ventana, no la que da hacia afuera. La ventana de mi compu. Observo una foto, dos, tres, veinte fotos. Pido más exhibicionismo. Quiero más pulsión. ¿Se acabaron las imágenes? No. Denme más. Más páginas, más redes sociales virtuales, más intimidad para las masas.

Esa me gustó mucho. Bookmarks.

¿Y a usted?
¿Qué es lo que le gusta de mi yo virtual?

martes, 6 de octubre de 2009

Delete and refresh

Acostarse boca arriba rendido como un muerto. Como la muerte. Aunque ella nunca se rinde.
Dejarse ir, con la mirada perdida en el techo. Porque cielo no hay.
Recordar imágenes recientes, olerlas.
Imágenes aún frescas impresas en las moléculas del aire.

Oler.
Oler.
Oler.

Repasar momentos. Borrar.
Borrar.
Borrar.

Me pediste que las guardara, las memorias. Creo que tengo una cajita en algún lado, de seguro caben, no son tantas. No hubo tiempo de que fueran demasiadas.

Si no encuentro la cajita, de todas formas me queda el chocolate en la nevera.

domingo, 4 de octubre de 2009

Ben oui

Applaudissements.

Le publique du cirque se verse sur toi.
La consommation de tes intentions a réussi énormément, et le dilemme qui opposait commodité et lasciveté s'est volatilisé comme la vapeur fétide de l'ordure sur la rue dans une journée de soleil.
Le cercle de craie que j'ai tracé embrasse maintenant mon empire, il comprend mon château et tous mes bien.
Il s'agit du dernier diable sur la Terre. Il faut que je saisisse sa physionomie.
Voilà mon objectif.